sábado, 27 de marzo de 2010

Miles de voces resonaron entre sus sesos.
"Nooooo"..."Malditos hijos de perra"..."Dejadme en paz"..."Mi hijooooooo"
Ella seguía descuartizando al último humano que quedaba en el bar.
Sus manos, garfios. Sus dientes, cuchillos. Su instinto, brutal.
El sabor de la sangre fresca unida a la textura de los tendones y fibras musculares crujiendo en su boca no hacía más que excitarla y obligarla a seguir devorando los restos de un irreconocible cuerpo humano.
En ese instante un dolor agudo le penetró el cuerpo. No sabía que pasaba, solo oía ruido...
Viró la cabeza entre tanta confusión y atisbó a contemplar a 7 humanos vestidos de verde con armas en sus manos acribillando a todos sus hermanos...
Sintió la penetración en su cuerpo de unas piezas metálicas que no mataban, pero herían.
En un movimiento instintivo de defensa se levantó y corrió hacia ellos.
El más adelantado levantó un brazo con un instrumento metálico en su mano que claramente apestaba a muerte con solo mirarlo...
Un estruendo sonó en medio de la habitación.
-Negro-

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